Al comienzo de mi
ejercicio profesional, usaba indistintamente ambas palabras. No veía
diferencia, si con mi título estaba habilitada a “curar o sanar” , era lo
mismo…, diferencia semántica…y así joven
veterinaria, creyendo, que con tanto
libro y apunte leído, tanta situación de examen, había acumulado un
conocimiento riquísimo, que me permitirían sumado a la experiencia ser una
buena profesional, tener ojo clínico, saber qué antibiótico usar, cuando dar un
antiinflamatorio, cómo usar un antiparasitario, etc. Manejaba
el arte de CURAR.
Pero para SANAR, había que hacer algo más que
acumular conocimiento: Había que vivir en plenitud, había qué AMAR…y esto no lo da
ninguna Universidad, esto es una Actitud de vida, una elección, un
desafío; el elegir ser protagonista de
cada momento de tu vida, el hacerte cargo de tus decisiones, el ponerte en el
lugar del otro, comprenderlo, sin
juzgarlo. El querer ser cada día mejor persona, el aprender a CONFIAR, entregarse a la LUZ. El querer
ser parte activa en el Plan Divino, el comprender que los momentos de dolor o
sufrimiento, son momentos sagrados , grandes oportunidades para nuestro crecimiento espiritual. Entonces, recién después de haber vivido lo vivido “a mi
manera”, puedo decir que entiendo lo que es el Arte de Sanar.
Se cura una herida en la piel, se cura una
infección, se cura una diarrea, etc. Pero las heridas del ALMA, cuando duele el
Alma, lo manifiesta a través de la
enfermedad orgánica o psíquica. El acto
de sanación es la curación del alma, la
verdadera y única curación
Todo es sumamente importante: la revisación clínica, los estudios de
laboratorio, la cirugía, etc., pero también la historia biográfica de ese
animal, cómo llegó a casa, su día a día, sus costumbres, qué está pasando en la
familia, sus alegrías, sus tristezas, sus cambios. Porque es fundamental
conocer el por qué de ese animal con sus características de personalidad y
carácter , sus enfermedades, su manera de enfermarse en el seno de esa
comunidad familiar.
En este aquí y
ahora de la humanidad, transitando el 2013, ya no podemos seguir separando
ciencia de espiritualidad. La ciencia es tan sólo una herramienta más para
completar el Plan Divino, pero el AMOR en su forma más pura será el verdadero
hacedor de la Sanación.
Por eso es tan
importante, más allá del diagnóstico, tratamientos, estudios de laboratorio,
todo lo científico, apoyar con terapias armonizadoras de la Energía ( terapias
florales, homeopatía, reiki, gemoterapia, Sanación arcturianas, radiestesia,
etc, tanto al animal cómo a su familia humana. Acompañar y dar herramientas
espirituales a la familia para que más allá de cumplir responsablemente un
tratamiento, puedan transformar el dolor, la preocupación, en crecimiento
espiritual y el proceso sea realmente sanador para todos.
Dra. Claudia E. Paradeda