lunes, 7 de enero de 2013

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 CURAR-SANAR

                        Al comienzo de mi ejercicio profesional, usaba indistintamente ambas palabras. No veía diferencia, si con mi título estaba habilitada a “curar o sanar” , era lo mismo…, diferencia semántica…y así  joven veterinaria,  creyendo, que con tanto libro y apunte leído, tanta situación de examen, había acumulado un conocimiento riquísimo, que me permitirían sumado a la experiencia ser una buena profesional, tener ojo clínico, saber qué antibiótico usar, cuando dar un antiinflamatorio, cómo usar un antiparasitario, etc.  Manejaba el arte de CURAR.

Pero para SANAR, había que hacer algo más que acumular conocimiento: Había que vivir en plenitud, había qué AMAR…y esto no lo da ninguna Universidad, esto es una Actitud de vida, una elección, un desafío;  el elegir ser protagonista de cada momento de tu vida, el hacerte cargo de tus decisiones, el ponerte en el lugar del otro,  comprenderlo, sin juzgarlo. El querer ser cada día mejor persona, el aprender a CONFIAR, entregarse a la LUZ. El querer ser parte activa en el Plan Divino, el comprender que los momentos de dolor o sufrimiento, son momentos sagrados , grandes oportunidades para nuestro  crecimiento espiritual. Entonces, recién  después de haber vivido lo vivido “a mi manera”, puedo decir que entiendo lo que es el Arte de Sanar.

  Se cura una herida en la piel, se cura una infección, se cura una diarrea, etc. Pero las heridas del ALMA, cuando duele el Alma,  lo manifiesta a través de la enfermedad orgánica o psíquica. El acto de sanación es la curación del alma, la verdadera y única curación

                                    Y así, a través de tantos años de ejercicio profesional, fui comprendiendo que mi paciente  no es sólo la mascota, es un conjunto formado por el animal y su familia humana. Ambos son importantes, partiendo de la base que ese animal no está por casualidad con esa familia, con ese padre o madre humanos. Son seres que se encontraron por mandato de la Sabiduría Universal, esa mascota vino a cumplir una misión con sus humanos, y estos ( los humanos ) son sólo “aprendices de vida “ de este animalito. Cómo decía el personaje” Minguito “ “creaturitas de dios”… cuánta razón tenía , en su sabiduría vulgar…

                          Todo es sumamente importante: la revisación clínica, los estudios de laboratorio, la cirugía, etc., pero también la historia biográfica de ese animal, cómo llegó a casa, su día a día, sus costumbres, qué está pasando en la familia, sus alegrías, sus tristezas, sus cambios. Porque es fundamental conocer el por qué de ese animal con sus características de personalidad y carácter , sus enfermedades, su manera de enfermarse en el seno de esa comunidad familiar.

   En este aquí y ahora de la humanidad, transitando el 2013, ya no podemos seguir separando ciencia de espiritualidad. La ciencia es tan sólo una herramienta más para completar el Plan Divino, pero el AMOR en su forma más pura será el verdadero hacedor de la Sanación.

     Por eso es tan importante, más allá del diagnóstico, tratamientos, estudios de laboratorio, todo lo científico, apoyar con terapias armonizadoras de la Energía ( terapias florales, homeopatía, reiki, gemoterapia, Sanación arcturianas, radiestesia, etc, tanto al animal cómo a su familia humana. Acompañar y dar herramientas espirituales a la familia para que más allá de cumplir responsablemente un tratamiento, puedan transformar el dolor, la preocupación, en crecimiento espiritual y el proceso sea realmente sanador para todos.
Dra. Claudia E. Paradeda